Entre la Unión
Europea y Chile los vínculos son estrechos, y lo serán más con la
renegociación del acuerdo de asociación. ¿Es el contexto para
enfocar falencias en la producción de un producto estrella como el
aguacate?
por Mirra Banchón
"En el 2007
en Petorca dejó de llover, pero las plantaciones de palta (o
aguacate) siguen verdes”, cuenta Rodrigo Mundaca, del Movimiento
por la Defensa de la Tierra, el Agua y el Medio Ambiente. Este
ingeniero agrónomo trae a las instituciones europeas la angustiosa
situación de muchas poblaciones de Chile. "A la vez, en Petorca
la población hace sus necesidades en bolsas plásticas y se baña en
presas”, añade.
Aparte del cambio
climático y la sequía -un problema que afecta al 80% del
territorio chileno-, el problema radica en que tanto las fuentes de
agua como su gestión están privatizadas. También en que la
propiedad de la tierra y las fuentes de agua están divididas. Es
decir, una población puede estar ubicada sobre una fuente, pero no
puede hacer uso de ella. Debe comprarla. En el caso de Petorca, el
agua llega a través de camiones aljibe.
Un bien en
disputa
Efectivamente, el
agua enfrenta a las poblaciones del norte con la minería (23 % del
agua) y a las del centro, con la agricultura (73 % del agua), informó
el propio embajador chileno ante la UE, Raúl Fernández Daza. En
curso está, además, un cambio legislativo para reconocer el agua
como derecho humano y establecer que el uso prioritario debe ser para
las personas. También apunta a garantizar un mínimo ecológico,
reducir la especulación y transformar la perpetuidad de los derechos
comprados a un máximo de 30 años.
"Estas
reformas”, sigue Mundaca, "son insuficientes, porque atañen
apenas al 10 % de los acuíferos que no han sido concedidos aún.
Además las concesiones vigentes exceden cinco veces el volumen de
los recursos disponibles”, agrega. En opinión de Mundaca -que ha
recibido amenazas de muerte por su defensa del agua para las
poblaciones- necesario sería reformar la Constitución para no
permitir a particulares comprar, vender o arrendar agua.
¿Se habla de
esto con los socios?
El momento para
hablar de esto en Bruselas no es fortuito: desde noviembre de 2017,
la UE renegocia con Chile su acuerdo de libre comercio que se espera
ambicioso. La curva ascendente que han tenido las exportaciones
europeas desde que entró en vigor el Acuerdo de Asociación (2005)
no dejan duda en cuanto a que la relación comercial ha sido muy
buena.
Según datos de
Eurostat, la UE es el segundo socio comercial de Chile (14,9 %) detrás
de China. Las exportaciones de Chile hacia la UE (su segundo mayor
mercado) consisten, predominantemente, en materias primas y
minerales, productos del mar y productos agrícolas. Entre ellos se
cuenta el aguacate, cuyo mayor mercado es precisamente el europeo y
que ha tenido en 2017 la mejor temporada desde el año 2000.
En el contexto de
la renegociación del acuerdo, que permitiría mayor acceso a los
mercados, más inversión, "¿cabe la posibilidad de hacer
presión a favor de las reformas necesarias para resguardar, a pesar
del modelo agroexportador extensivo, el derecho humano al agua?”,
plantea Ingrid Wehr, jefa de la oficina de la Fundación Heinrich
Böll en Chile.
Al parecer no.
Según fuentes europeas, el camino del diálogo político se da
también a través del apoyo a las organizaciones de la sociedad
civil, a través de la cooperación contra el cambio climático y la
asesoría en la labor por los objetivos de desarrollo sostenible. Uno
de ellos es agua limpia. No obstante, hacer presión para asegurar
vías para los cambios legislativos no está en las atribuciones de
la UE; eso sería injerencia.
"Es
decepcionante”, dice a DW el eurodiputado alemán Martin Häusling,
de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, y miembro de la
delegación para las relaciones con Chile. "Si estamos cerrando
un acuerdo y tenemos un diálogo honesto con ese país tenemos que
hablar de derechos humanos”, agrega.
En su opinión,
"si los socios comerciales preguntasen cómo se plantó, quién
la plantó y qué derechos han sido vulnerados en la producción de
la palta que llega al mercado europeo, habría no sólo la presión
política sino la comercial”. "No estamos hablando de
cualquier derecho, sino del derecho humano al agua. No es posible que
los cientos de litros de agua que necesita el aguacate se le quiten a
la población y no esté en la agenda de las conversaciones con la
UE”, concluye.
Fuente:
Mirra Banchón, UE-Chile: más comercio, más paltas, ¿más agua?, 29/11/17, Deutsche Welle. Consultado 06/12/17.
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